Así a lo tonto, ya llevo 6 meses en mi nuevo hogar. La casa sigue casi como la cogí. Nuevo sofá, nuevo frigorífico...pero todavía no cuelga cuadro alguno de las paredes. Y tengo unos cuantos esperando a que un día me de el punto, pero es que tampoco los echo de menos. Minimalista que es uno. O gilipollas, que en muchas ocasiones viene a ser lo mismo.
Seis meses en los que se me han acumulado acontecimientos importantes en mi vida. Por un lado el jamacuco de mi madre, a los pocos días de venirme aquí. Un susto de cojones, jamás había visto a mi madre enferma más allá de un dolor de cabeza o un catarro. El tiempo pasa inexorablemente. Ahora me toca vivir otro pequeño drama, esta vez más personal...me van a largar del curro. A la puta calle. Adios, y gracias por participar. Siete años tragando con un sueldo de mierda, para que ahora, por una nefasta, penosa, putapénica gestión de los gestores de la empresa, pase a formar parte de ese 20% largo de españolitos sin trabajo. De nada sirven ahora reproches, de nada sirve el no haber puesto los puntos sobre las íes en su momento. Me la han metido doblada.
Pero curiosamente, lejos de hundirme, de desmoralizarme, me siento con fuerzas suficientes para dar un giro a mi vida. Llevo unos días que casi no duermo dándole vueltas a la cabeza en busca del negocio genial, de la salida de un túnel al que tendré que enfrentarme en breve. Y ya tengo un par de ideas...no quiero rendirme.