Realmente, si no lo veo no lo creo. 13 horas después de acabar hasta los mismísimos contratando la línea de teléfono, podía haberla tenido instalada. Por aquello de que no había prisa lo he dejado hasta hoy, que me ha venido el tésnico a realizar la instalación. El susodicho ha resultado ser un excliente de la imprenta en la que curro, un argentino que intentó montar su propio negocio y que le salió el tiro por la culata, y que ha acabado en un subcontrata de Movistar. Un tipo majete, lo cual siempre facilita todo.
Lo primero que me ha llamado la atención es que yo pensaba que me estaban poniendo el teléfono...pues no. Al parecer lo que contraté fue la línea telefónica, no el aparato en sí, lo cual me ha dejado un tanto perplejo. Claro que la explicación que me ha dado ha sido además de evidente, contundente: nadie quiere ya los aparetejos que suministra la compañía telefónica, por una sencilla razón: te lo alquilan. ¿Y para qué pagar un par de euros más al mes pudiendo comprarte el modelo que te de la gana? Además, por lo que pude comprobar en el trabajo, cada nuevo modelo que sacan al mercado es peor que el anterior, y es que manda huevos que con cualquier móvil puedas hacer fotos de 8 Mpx o realizar una videoconferencia con Nueva Zelanda y los fijos siguen siendo en blanco y negro, y que no te permiten almacenar más de 20 números, eso si descubres cómo hacerlo.
La condición sine qua non que me había marcado para dar el gran salto ya está cumplida. Tengo cama, frigo, microondas e internet, lo básico para sobrevivir. Así que sin más demora he efectuado mi primera gran compra llena-despensas, mañana miro un sofá, y, salvo sorpresa, en menos de una semana estoy totalmente independizado.
Casi soy feliz...
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