domingo, 27 de marzo de 2011

Mohicano

Tras dos semanas de tensión provocada por la hospitalización de mi madre, decidí ir a uno de los lugares que más me relaja: la peluquería. Cada vez acorto más el tiempo que pasa entre corte y corte, por lo que, cuando voy, mi pelo no está demasiado largo, y eso parece que incita a los peluqueros/as a cortar más de lo debido. Y si a eso añadimos que cometí el error que no se puede cometer nunca en este tipo de establecimientos, que es el decirle a tu peluquera que lo corte como quiera, que te fías de ella, el resultado final es evidente.

Sin apenas tiempo para reaccionar, me vi en el espejo con los laterales y la nuca rapados al 1. Cuando fue a empezar a cortar por arriba tuve la tentación de decirle algo, pero para entonces ya me había dado cuenta de que sólo había dos opciones para rematar la faena: totalmente rapado o un corte mohicano. No acerté a pensar rápidamente cual me quedaría peor, así que la dejé hacer. Y se decidió por la opción b. Justificó el corte diciendo que así me estilizaba más la cara, mientras yo pensaba que para estilizarme hace falta algo más que un corte de pelo...

Por otro lado, de esta semana no pasa para que encargue el sofá, que será la piedra angular sobre la que gire la decoración de mi casa. Estos días no he podido pensar con lucidez. Pasado el susto (o al menos equilibrado) me pondré manos a la obra para ir dando forma a mi hogar. Si es que la avalancha de cumpleaños finalmarzianos no acaban con mi economía....

viernes, 18 de marzo de 2011

Desgana

Hoy hace un mes que resido oficialmente en mi nuevo hogar, pero éste sigue poco más o menos como lo encontré. Tengo que comprar un sofá, quiero cambiar la cama, tengo un cuadro que colgar, quiero pillar alguno más...

Pero a mi habitual pereza se suma ahora el estado de salud de mi madre. Lleva una semana en el hospital, la primera vez que pisa un edificio de ese tipo como paciente en más de 40 años, y eso hace que se acreciente mi desgana. Limpio y cuido mi casa, eso sí, pero creo que hasta que no pase esta situación no voy a ser capaz de empezar a tomar la iniciativa.

Por otro lado, comienzan a llegar las facturas...afortunadamente llega ya el buen tiempo, y eso amortiguará un poco su efecto en mi cuenta bancaria, al día en cobros por primera vez en muchos meses.

Hoy no ha sido un buen día, y para rematarlo, funeral. Un beso, Ana, te quiero mucho.

jueves, 10 de marzo de 2011

Cotidianidad

Cuesta adaptarse a una nueva situación. De hecho, creo que todavía no me creo que esté aquí, en MI casa, sin depender de nadie, sin dar explicaciones de nada, con el único sonido del tic-tac del reloj de la cocina.

Terminas aceptando que eres el único causante de lo bien o lo mal que lleves tu hogar. Desafortunadamente, no se limpia solo, así que estoy acostumbrándome a realizar una tarea para mí hasta ahora desconocida. Miércoles antes de almorzar...etc.etc.. Afortunadamente, sí que estaba acostumbrado a hacerme la comida, aunque últimamente mi madre, una vez jubilada, se prestaba a ello, y no os penséis que hasta ese momento se hacía la comida sólo para ella, es que nuestros gustos y costumbres, y sobre todo horarios siempre han sido muy diferentes. No se me da mal cocinar, aunque tampoco me complico demasiado la vida. Los botes de legumbre son un gran aliado para el primer plato, y unas pechugas o un filete a la plancha están al alcance de cualquiera.

Por otro lado, estoy pagando la novatada de que todo el mundo intenta aprovecharse de tí: compro frigorífico, puerta con bollo, promesa de devolución de una parte del coste, y hace un mes de aquello...hoy he tenido que llamar para recordárselo a los de la tienda. Timofónica Vomistar me cobra 45 euros más de lo estipulado, protesto, me cago en sus muelas, me dicen que tengo razón, que me lo devuelven, pero sigo esperando....

En fin, que acaba de terminar la lavadora y tengo que tender. Así tendía así así...

domingo, 6 de marzo de 2011

Mi soledad y yo

Cuaderno de bitácora. Día 16.

Mudarte de casa es como iniciar una relación. Al principio todo es nuevo, todo te parece fantástico, pero con el paso de los días, a veces te entran las dudas, los miedos, pasas de la euforia a la melancolía casi sin darte cuenta. Hay días buenos, los más, pero también días duros.

Ciertamente, en 43 años largos de mi vida, no podía haber elegido peor momento para iniciar este camino. Mi independencia coincide en el tiempo con los peores momentos de quien me trajo a este mundo. A veces me arrepiento de haber dado este paso justo ahora, cuando quizás ella más me necesite. Es muy duro ver a alguien que ha rebosado vitalidad, de buenas a primeras verse tan mermada...y lo peor de todo, sin saber todavía el porqué. Estoy a 3 minutos andando de su casa, pero puede que ella me sienta a miles de kilómetros, aunque si así fuera el caso, jamás me lo diría.

La vida en mi casa transcurre con esos altibajos que comentaba al principio. Son impagables esas mañanas de domingo leyendo el periódico al sol del ventanal de mi salón sin nada que te moleste, pero también hay tardes que se te hacen eternas. Sigo buscando el botón mágico que haga que mi piso se limpie automáticamente, mientras tanto no me queda más remedio que tirar de fregona y estropajo, algo a lo que estaba mal-acostumbrado.

Cuando me fui, dije que iría a comer entre semana todos los días, pero la realidad no ha sido así. La primera semana fui un par de días, la segunda uno...no falto, por supuesto, a la comida de los domingos, sabe mejor la paella cuando la echas de menos. Además, el contacto con tu madre es mucho más distendido que viviendo juntos, ya no hay reproches de por medio, ya no hay camas sin hacer ni pegotes de pasta de dientes en el lavabo...

Esta semana que entra tendrá mi madre nuevos resultados de nuevas e infinitas pruebas, hasta ahora todas positivas. Y se las dan un jueves. Estoy marcado por los jueves. Todo lo bueno y todo lo malo me sucede en jueves. Espero que esta vez lo que suceda se añada a la primera lista....