Hay días en los que se me viene la casa encima. Pasada ya la época de la novedad de vivir solo, me encuentro ahora en un momento en el que mi cerebro no para de darle vueltas a todo, rescatando de la memoria una palabra a la que siempre he temido: soledad. Y a pesar de sentirme afortunado por tener familia y amigos, hay días en los cuales parece como si no existieran, te sobreviene la sensación de vivir al margen del mundo, de no tener el suficiente contacto con los que te rodean, y el sentimiento de culpabilidad te invade.
No he sido capaz de formar una familia, a mis 45 años. Miro a mi alrededor y no encuentro a casi nadie en esa situación, y es entonces cuando te surgen las preguntas...qué he hecho mal? Y es en ese momento cuando sobrevuelan los fantasmas del pasado, y culpas a aquella chica con la que estuviste a punto de dar un paso adelante, de la que estabas perdidamente enamorado, por la que perdiste relación con amigos, por la que cambiaste tu forma de ser y de ver la vida, y que te correspondió poniéndote los cuernos con alguien de quien se rió a la cara la primera vez que lo vió, que pasó de ser la alegría de la huerta a una persona amargada y distante, que te martirizó con sus celos patológicos, que te humilló en público a causa de los mismos, y que acabó tirándose a otro mientras te juraba amor eterno. Es lo que tiene el ser humano, siempre tiene que echarle la culpa a otro.
Hace un mes pretendí dar un giro a mi vida, me propuse adelgazar, renuncié al pan, a los fritos, a la cerveza, a picar entre horas, comencé a comer sano....pasado este tiempo no veo apenas resultados, y eso hace que me hunda un poquito más. Y a pesar de que últimamente he conocido a gente fantástica, a la que he aprendido a querer con locura en poco tiempo, a pesar de que, tras haber perdido mi puesto de trabajo vuelvo a estar activo otra vez, es meterme a la cama y tirarme dos o tres horas dándole vueltas a la cabeza, es pasar tardes tediosas sin hacer nada, y lo que es peor, sin ganas de hacer nada.
Tengo miedo. Se que soy una persona fuerte, que ha capeado a lo largo de su vida situaciones difíciles, pero el miedo a que mi cabeza empiece a actuar de forma independiente me aterra. Ya vendrán días mejores. Espero...
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